información sobre el asilo
El Asilo de la Vejez de Cartago es una Asociación sin fines
de lucro que cumple casi 100 años de ayudar a los adultos mayores de la
provincia, su historia y trayectoria hace que sea de vital importancia que se
emita una comunicación eficaz y eficiente hacia sus diferentes públicos.
Sin embargo, dado a la falta de personal administrativo y recursos económicos, no poseen un departamento de Comunicación ni de Relaciones Públicas que les apoye en su difusión, promoción, publicidad y otras actividades que le pueden generar ingresos a esta Asociación.
La falta de conocimiento en esta materia limita su buen desempeño, actualización y accesibilidad a la hora de comunicar información que es relevante y de importancia para la sociedad. Como resultado de esto se ha generado un grado preocupante de desconocimiento por parte de la comunidad cartaginesa.
Sin embargo, dado a la falta de personal administrativo y recursos económicos, no poseen un departamento de Comunicación ni de Relaciones Públicas que les apoye en su difusión, promoción, publicidad y otras actividades que le pueden generar ingresos a esta Asociación.
La falta de conocimiento en esta materia limita su buen desempeño, actualización y accesibilidad a la hora de comunicar información que es relevante y de importancia para la sociedad. Como resultado de esto se ha generado un grado preocupante de desconocimiento por parte de la comunidad cartaginesa.
Reseña histórica.
. Un Prelado de 41 años no cumplidos, que se queda sin
diócesis y sin parroquia, y reflexionando en caso tan singular, resuelve
consagrarse todo entero en su ciudad natal a una obra de beneficencia, encuentra
una que apenas esbozada a carta cabal:
Don Dolores Gutiérrez. Desde ese momento la acoge como propia y le da toda la
vida y calor que él siente en sus entrañas.
Pero el legado de Don Dolores era absolutamente insuficiente
para tamaña obra; y aquí entra en acción la caridad de Cartago, no de un grupo
escogido de sacerdotes y seglares, no de una familia, rica de sentimientos
cristianos y de bienes de fortuna, como son los casos del Hospital y Asilo de
Huérfanos, sino de la población que en un gesto bellísima democracia aúna sus
fuerzas para levantar un abrigo a la ancianidad desvalida. El propulsor de esa
obra generosa fue el joven Prelado sin diócesis y sin parroquia. Lo demás va
por sí solo, en aquella pendiente irresistible de la caridad colectiva: reuniones
de señoras y caballeros, colectas universales, turnos y fiestas con
alternativas de desalientos y nuevo entusiasmo. Construcción de los edificios,
siguiendo el plano ya trazado por Don Francisco Jiménez O., para aquel Hospital
gigantesco que él había soñado en su alma generosa. Igualmente conoció el Asilo
sus largas depresiones por falta absoluta de medios y ausencia de su propulsor;
pero éste regresa a la patria y abraza con nueva empuje su obra hasta dejarla
en el presente año casi completada con la construcción de una elegante, amplia
y monumental Capilla.
La obra interior no ha sido menos admirable: comenzando con
siete asilados ha llegado a sostener un centenar a pesar de las estrecheces y
preocupaciones de dinero que esto significa.
El personal administrativo ha sido cada día mejor hasta
llegar a la perfección con las santas y abnegadas religiosas españolas
Franciscanas de la Inmaculada Concepción. Un noviciado independiente del Asilo,
pero, cooperando con él en todas sus faenas, ha completado la obra de las
religiosas, dándonos ejemplares novicias y admirables hermanas de nuestra
propia sangre
La vida de los asilados como hemos dicho, en 1926, abrió el
Asilo sus puertas para los primeros asilados, eran entonces siete, hoy son más
de cien entre hombres y mujeres, podríamos recibir cincuenta más pues nuestros
pabellones tienen bastante capacidad para ello, si lo contásemos con rentas
suficientes, pero éstas son demasiado limitadas y en estos tiempos que corren
de alza desmedida, las madrecitas hacen prodigios de actividad y economía para
sostener este número sin que ellos sientan cambio notable en su vestido y
alimentación, la vida se desliza apacible para ellos, los más sanos se ocupan
en el jardín y la hortaliza, los más débiles duermen una siesta feliz sin
preocupación alguna, y al llegar su último día, confortados con los sacramentos
de la iglesia, se se despiden tranquilos de este mundo, recibiendo sus
cuerpos en cristiana sepultura.
Galería:
Información:
Ubicación: Barrio El Carmen, Cartago
Teléfono: 2551-0224
Fax: 2552-3906
Teléfono: 2551-0224
Fax: 2552-3906
E-mail: a_vejezcartago@ice.co.cr.
Entrevista a Sor Isabel
Bogantes, Administradora
Entrevista a Sor Delia
Morales, Directora de Enfermería.